5 sept 2016

Slowlife para disfrutar de cada momento

¿Lo has probado? ¿Sabes a qué me refiero?

Quizá nunca te ha interesado o piensas que no es para ti la idea de vivir relajada, pero cuando el calor aprieta es más fácil tener ganas de ralentizar el ritmo. Yo me he pasado muchos años convencida de que me gustaba vivir deprisa, pero de repente mi cuerpo ha empezado a pedirme calma y aquí estoy… aprendiendo a vivir despacito. No te creas que no tengo que esforzarme a veces para conseguirlo… porque el entorno es propicio… pero a veces mi cabeza empieza a pensar rápido y tengo que estar atenta para frenarla.


¿Qué tal tu verano? ¿Has disfrutado de unos días de slowlife?

Slowlife, bonita palabra. Eso es lo que venía buscando cuando llegué a Llívia. Y creo que lo he encontrado. Me gusta mi casa, la cantidad de días soleados que tiene La Cerdanya, la tranquilidad que me transmite mi taller, la velocidad a la que pasan los días, la luz que entra en el comedor, las escapadas con ganas de volver a casa, el aire fresquito a la sombra aunque sea pleno agosto, las visitas planeadas y las inesperadas, las tardes de risas en casa de amigos, los desconnectings improvidados con amigas, las clases de acrobacias aéreas con telas, la gente nueva que ha entrado en mi vida, las vistas en cualquier excursión larga o corta, los bañitos en ríos o piscinas prestadas, la naturaleza que me envuelve, los pajaritos cantando de fondo mientras escribo, la cantidad de estrellas que se ven desde mi ventana de noche, y seguramente más cosas que me olvido de apuntar aquí.


En medio de todos los disfrutes que me está ofreciendo mi nuevo hogar este verano, cada mañana me levanto, desayuno y me subo al taller para que este otoño sea una cascada de novedades y flipes, sí, fli-pes con todas las cositas que estoy preparando. Porque no sólo van a haber sudaderas, que claaaaro que habrán un montón. También habrá otras cositas que me muero por enseñarte, pero aún no están acabadas… Eso sí, las tengo todas dibujadas y agendadas para intentar llegar a tiempo.


Preparar las colecciones de invierno es el trabajo que más me exige de COSAS CON K. Me implica muchos meses, este año he empezado en junio. Bueno, de hecho empiezo cuando acaba la tempo de nieve porque ya le doy vueltas sin querer a los colores que querré usar para el siguiente año, a cuales modelos de sudaderas son los que más me han gustado… Pero este año he empezado a centrarme fuertemente en el invierno después de San Juan, a finales de junio, ¡vaya!

Ahora, en lo que a sudaderas se refiere, estoy respirando tranquilamente porque tengo diseñadas y patronadas todas las que creo que saldrán este año y terminada una primera tanda de chico y una de chica: he cortado y cosido muuucho todos los días de agosto. 


Aún así es una pequeña parte de lo que quiero hacer, pero todo suma, ya ha pasado agosto y había que disfrutarlo aunque fuera trabajando. Esta anticipación se debe a la intención firme de huir del estrés que ha representado el otoño desde que empecé la aventura de COSAS CON K en noviembre de 2012. Este año he decidido disfrutar el otoño, disfrutar mi época de más trabajo. Te iré contando cómo va todo…